Para
iniciar el estudio heráldico del apellido Morales, en primer lugar debemos
descartar la relación de este
apellido con otro apellido similar “Moral” o “del Moral”. Hemos de señalar que aunque en algunos casos muy concretos se
les señale, a determinadas estirpes, el mismo origen la realidad es que suelen
tener genealogías diferentes.
Hay evidencias de que el origen del linaje de “Moral” se remonta a los primeros años de la Reconquista. Así, el relato histórico nos sitúa en la época de Don Pelayo y en la confrontación bélica de Covadonga, año 718. Al parecer uno de los hermanos Gotiones que sirvieron a este rey fue herido, en el altercado militar, en la espalda y para intentar paliar el dolor echó mano de una rama de moral y se estabilizó la parte dolorosa, siguiendo luchando contra los árabes. Alcanzada la victoria cristiana el rey Pelayo le concedió un escudo de armas, consistente en un moral verde con fruto rojo en campo de oro. Esta saga familiar se asentó en Numancia (Soria).
Refiriéndonos
al apellido Morales, se señala su origen en el denominado “lugar de Cuyedo” en
la Merindad de Trasmiera en el partido
judicial de Santoña
de la región de Cantabria. Posteriormente se fueron extendiendo a enclaves de Castilla-León
y a partir de allí se extendieron por
toda la Península Ibérica y las Islas Canarias. Caballeros de esta estirpe
participaron en la conquista de Baeza (1227) y de Sevilla
(1249) por Fernando
III “El Santo”.
Al ser un
apellido tan extendido por toda la península, Canarias y América existen
multitud de armas heráldicas (hasta
23) de diferentes sagas familiares que portaron este apellido. Las más importantes por su arraigo
histórico son:
Las armas
principales del apellido son: escudo cuartelado: 1º y 4º, en campo de plata,
tres bandas de sable, y 2º y 3º, en campo de plata, un moral
de sinople.
Otras descripciones heráldicas para este apellido asentado en Castilla, Murcia y Toledo son las siguientes:
En Castilla, en oro cinco roeles de azur; en Murcia y Toledo, en gules un caballero de oro alanceando a un dragón de sinople; y originario de Illescas (Toledo) y asentado en La Mancha en campo de sinople, tres torres, de plata y puestas en faja.
Centrándonos en Tomelloso tenemos presencia del apellido Morales desde el siglo XVI. Aunque la tradición sobre la fundación
del “lugar del Tomelloso” suele hacer sólo mención a los jóvenes Aparicio
Quiralte y Martín
Sánchez como primeros
pobladores, son bastantes
más los nombres
de la personas que en el siglo XVI (hacia el año 1530) forjaron una nueva
sociedad de la que somos herederos cinco siglos después.
Entre estos
primeros colonizadores del lugar tenemos a Alonso de Morales que asentado en Tomelloso bautizó a uno de sus hijos,
Diego Morales, en la antigua parroquia local siendo el primer bautizado del que se tiene constancia en el lugar (agosto
de 1542). Cuenta la historia que el citado Diego Morales junto con el
primer sacerdote del lugar, Don Miguel de Molina, fueron con una carreta a Argamasilla de Alba para que les dejaran bautizar
loo recién nacidos
de la localidad.
Precisamente este personaje, Diego Morales, nos aparece unas décadas después
(1574) ejerciendo el cargo de Mayordomo de las Ánimas del Purgatorio. Es muy interesante la naturaleza de esta
histórica Cofradía de Ánimas “cuyo instrumento y funciones se dicen a contribuir todos los Hermanos, así a la
entrada, como después anual, o mensualmente con ciertas cortas
cantidades, cuyo fondo se destina e invierte en el entierro y sufragios que se aplican por los Hermanos que mueren,
costeando todas las cofradías, y admitiendo éstas además con sus hachas (velones)”.
En muchas localidades vecinas,
destacando Villafranca de los Caballeros o Herencia, esta Hermandad
de Ánimas ha estado relacionada durante siglos, y hasta la actualidad, con los
actos religiosos y festivos
del Carnaval.
En Tomelloso,
a comienzo del siglo XVII (1603), Juan Morales, posiblemente herederos del anterior
Diego Morales, ejerció el
cargo de Mayordomo de las Ánimas
del Purgatorio.
En las
respuestas que en 1578 realizaron los tomelloseros Aparicio
Quiralte, Martín del Campillo y
Andrés López –vecinos de la villa- a
las Relaciones solicitadas por el rey Felipe II a todos los pueblos de su reino, nos encontramos que los alcaldes
de Tomelloso era Francisco de la Muela “el viejo” y Alonso de Morales.
Como vemos la
presencia del apellido Morales en Tomelloso la encontramos desde la primera ocupación
poblacional del lugar en el
siglo XVI.
Del siglo
XVII tenemos el matrimonio de María Morales Olmedo casada con Francisco García (nacidos
en la década de los años 20) e Inés Morales con Pedro Olmedo (nacidos en la década
de los años 40); y a María Morales Olmedo, casada con Francisco García,
nacidos entre 1619 y 1639 y padres de Josefa García Morales.
Ya a partir del siglo XVIII podemos seguir la evolución de algunas sagas de los Morales en Tomelloso.
Entre 1767 y 1769, nos encontramos con dos procesos de la
Inquisición en Tomelloso donde nos encontramos
a varios vecinos implicados con el apellido Morales. El primero es contra
Antonia de Lara, “vecina del Tomilloso y natural
del mismo pueblo, de 36 años, viuda”. Se trata de un proceso por Supersticiones y en cuya
evolución ante Don Juan Cristóbal Manzanares (cura de Tomelloso) nos encontramos con las declaraciones de Ramona
Morales, de 28 años casada. Ramona
manifestó que la acusada había ido a su casa en Septiembre del año anterior
-1767- comunicándole que se iba casar
con José Olmedo y que estaba realizando los trámites para conseguir de Madrid la partida del
entierro de su anterior marido Francisco. Parece ser que sus deseos de matrimonio no eran bien vistos por la familia
del novio y por eso la declarante manifestó que en el mes de Marzo de ese año de 1768 la acusada
había ido a su casa en repetidas
ocasiones diciéndole que “todos los días echa sal a José Olmedo ….. y
Ángela Olmedo, que son padre y hermana de su novio
José”.
El hecho de echar la sal era considerado un acto de hechicería
pues según se tenía entendido las hechiceras
conseguían así no tener visitas de alguien indeseable o incluso provocarles
algún mal. Normalmente se echaba la sal donde había estado la persona
“non grata”, recogiéndola y quemándola después.
Otro remedio utilizado era echar sal en el umbral después de la partida de esa persona.
Más testigos de este caso fueron otras mujeres, “la
Bernarda Morales”, “la Francisca” y “la María
Luisa”. Resumiendo las notificaciones el cura de la localidad haciendo
las funciones de comisario de la
Inquisición, dijo que “la Ramona Morales era mujer recogida y de
buenas costumbres y merecía crédito;
pero que la Francisca y María Luisa, y la Bernarda Morales eran notadas en aquel pueblo
de mujeres livianas
y vidas escandalosas”.
El caso fue visto por un Padre Calificador Franciscano quien dijo
que “contenía
pacto expreso con el diablo, con invocación expresa, supersticiones y sortilegios”.
El otro caso con un personaje con el apellido Morales implicado lo
tenemos en abril de 1793, cuando ante
el cura de Tomelloso Don Francisco Tomás García se personaron María Antonia Perales,
viuda de Gabriel
Sánchez, y Alfonsa
Serrano, viuda de Ramón Silvestre. En su declaración ante el sacerdote dijeron que
habían oído a María Vallejo, mujer de Félix Morales, decir “que su marido tenía consigo una ostia
consagrada que le había dado una mujer, sin expresar
cual, afirmándoles que trayendo consigo esta reliquia no le sucedería nada malo por los caminos”.
Iniciado el proceso por lo considerado desacato a la fe, fueron
llamadas a declarar
incluso la mujer y la hija (Francisca Morales) del
acusado, quienes ante el caso que se les planteaban indicaron que ambas “reprendieron
por ello” al acusado.
El
acusado, Félix Morales, también declaró aunque poco se sacó en claro. Y al
final, como en otros tantos
casos, todo se arregló con el reprendimiento al acusado y la suspensión del caso.
El
muy importante el arraigo de este apellido en toda la comarca, como una pequeña
muestra tenemos a Don Juan de Morales
como Alcalde Ordinario de la vecina Argamasilla de Alba en 1742.
Siguiendo con la localización de otros Morales naturales o asentados en Tomelloso a lo largo de la historia, y contando nuevamente con las aportaciones inestimables de Don Rafael Olmedo Péres, nos encontramos a mediados del siglo XVIII a Doña Ángela Peñacarrillo Morales Briones de la Fuente (natural de Belinchón –Cuenca-), artífice del emblemático edificio de la Posada de los Portales situado en la plaza de Tomelloso y declarado Monumento Histórico-Artístico, que en sus orígenes fuera albergue-posada de viajeros y caballerías. Esta mujer se casó en su pueblo natal el 1 de diciembre de 1759 con el tomellosero Bartolomé Rodrigo de Villamayor Sánchez- Peláez. Fallecería en Tomelloso el 4 de julio de 1802 (viuda, pues su esposo Bartolomé falleció en 1777).
En los recurrentes datos del
Catastro del Marqués de Ensenada (1749) con la presencia de varios Morales que ejercieron los oficios de
herreros y cerrajeros. En concreto Mateo Morales, Domingo Morales, Juan Eulogio Morales y Canuto
Morales. Es curioso este último personaje, de nombre Canuto y que dio lugar al apodo que hoy mantienen algunos
tomellosoreso, como el popular Ángel Morales “Canuto”,
uno de los autores del libro “Historia
de la Calles de Tomelloso”. También nos encontramos con la presencia del tomellosero Martín
Morales propietario de 136 cuerdas de superficie agrícola
en el vecino término de Campo de Criptana.
Del cerrajero Juan Eulogio Morales sabemos que vivía en la calle de las Cuatro Estaciones (posteriormente calle Belén y actualmente calle Reverendo Eliseo Ramírez). Su casa contaba con una bodega con 6 tinajas capaces de almacenar 200 arrobas.
De comienzos de 1777, el 9 de enero, nos encontramos en Socuéllamos con la petición de Vicente Morales, criado de Doña Ángela Peñacarrillo ganadera de Tomelloso (la hemos visto anteriormente), al Alcalde de Socuéllamos para poder cortar leña y desbroce de sus tierras y de las de Don José de Osma y Haro, del Consejo de su Majestad, que ya lo había dado, y llevarla a término para alimento de sus ganados en el baldío de las Lomas y Heredad de Marcilla en razón a la penuria de pastos por “… como se experimenta de cuatro a seis días a esta parte un rigurosos temporal de nieve que tiene cubierta la tierra con una vara o más de altura… y evitar con ello la ruina de los ganados”. De los primeros años del siglo XIX podemos hacer el seguimiento de otras sagas familiares de los Morales tomelloseros:
Y hasta aquí esta primera entrega del estudio sobre el apellido Morales en Tomelloso. En breve la continuación donde podremos descubrir estirpes familiares más cercanas en el tiempo y algún personaje famoso a nivel nacional descendiente de los Morales de nuestro pueblo.
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Viernes, 9 de Mayo del 2025