De todos es sabido que las distracciones suelen ser las causas más frecuentes en los accidentes de circulación; los conductores no somos máquinas fabricadas para mantener un comportamiento perfecto, sino personas sujetas al cansancio, a la rutina de circular a diario por los mismos trayectos, a errores humanos, pero también a otros como la utilización de móviles…el exceso de velocidad, no respetar las señalizaciones… que forman parte de una conducción delictiva.

Respecto a la circulación de motocicletas, bicicletas y patinetes en nuestra ciudad, todos vemos a diario el variopinto comportamiento de sus conductores. La mayoría lo hacen de manera correcta pero también circulando por aceras, zonas peatonales a alta velocidad, motos de reparto que adelantan de manera irregular, algo que el Ayuntamiento debería corregir de inmediato por el peligro que conlleva para los peatones.

Pero además de estas deficiencias en el comportamiento de conductores de vehículos a dos y cuatro ruedas, existe un elemento que en el caso de este accidente puede ser importante: la falta de luminosidad.

Las vías de entrada a nuestra ciudad carecen de suficiente luz. Más parece la entrada a una localidad menor, cuando estamos hablando de una capital de provincia. Analicen cualquiera de ellas. La entrada por la carretera de Aldea, la de Puertollano, Piedrabuena, Las Casas y la referida de Carrión. Hace un tiempo se decidió apagar las farolas existentes en algunas rotondas de acceso. Por economizar se dijo. Pues bien, dice poco de nuestra ciudad que las rotondas no estén iluminadas cuando el caudal de tráfico ha aumentado de manera considerable. La falta de visibilidad ambiental es algo que debe corregirse de manera inmediata. Y hablando de oscuridad y falta de visibilidad, también resulta incomprensible que las bicicletas carezcan de luces delanteras y traseras de tamaño visible, agravándose el hecho de que casi todas son de color muy oscuro o negro, así como las vestimentas de quienes las conducen, tratándose además de vehículos muy frágiles y sin defensas.

Desgraciadamente conseguir un nivel de accidentes cero es algo imposible, pero hemos de mantener la concienciación de que conducir un vehículo cualquiera que sea, siempre es una acción de riesgo propio y ajeno.