Opinión

“Llovió incesantemente aquellos días…” a finales del año 1504

Salvador Jiménez Ramírez | Miércoles, 8 de Enero del 2025
{{Imagen.Descripcion}} Recreación del relato con IA Recreación del relato con IA

Alternancias y variables climáticas a través de los milenios… Somos desierto y también exuberante arboleda… “Vieja” e incesante compañera, el agua, por dentro y por fuera de nosotros…; “dibujando” todo lo que somos y vemos… Su poder benefactor y también “destructor” por nuestras “tiranías” y conductas egoístas, tal vez no culmine nunca…

De pequeño bebí agua a “manotazos” de los charcos del camino del tiempo, por donde se envejecía sin sentirlo, que “hablaban de vida y de muerte…, y, abocinado, sorbos en regatos, manantiales y torrentes, entre el aleteo de carrizales y juncales, mientras mi tía Pepa y madre llenaban las “cantarillas”, mirándome de rabiojo, plantada sin movimiento, mi madre, por mi osada actitud y, desplegando como un “abanico” de amor de madre, me protegía y reprendía: “… ten cuidao no te caigas…, aunque ahora las corrientes no son como las que hubo cuando tú eras chiquitín, que te llevamos en brazos a ver los turbiones de agua, que arrastraban de ladera a ladera lo que encontraban a su paso; que hasta un toro se llevó la corriente aquellos años de inundaciones…”.

Por reseñas de cronistas y comentarios del vecindario de antaño, sabemos de desbordamientos del Alto Guadiana desde 1545; siendo uno de los más renombrados, según las crónicas, el de 1947; “ocurrido al reventar las lagunas por la gran muchedumbre de las aguas, (Relaciones de Alhambra) rompiendo y arrancando molinos…”. Aquellas inundaciones, al encontrarse represamientos y acequias en molinos y batanes, varios derrames de la laguna del Rey alteraron la estructura y geofisonomía travertínicas de lo que se conoce como “El Hundimiento”; que abarca un plano y superficie mucho más extensos, con una vistosa “cortina” travertínica, que se han ido fraguando desde el Cuaternario… Si bien la cascada actual si sería fruto de la gran avenida del año 1545, que arrastró arenas- carbonato cálcico, poco compactadas del margen fluvial izquierdo.

Por el fallecimiento y traslado del cadáver a Granada, de Isabel I de Castilla, hemos averiguado que a finales de noviembre, primeros de Diciembre de 1504, se produjeron lluvias torrenciales y tal vez grandes avenidas en el Alto Guadiana. Isabel la Católica, tras larga enfermedad en el palacio de las Dueñas de Medina del Campo; “con toda Castilla, España toda ya unificada se conmovía ante la extrema gravedad de su gran reina: oraciones, romerías, procesiones…”. (Francisco Pérez Fernández). Después de un reinado de treinta años, Isabel la Católica muere el día 26 de noviembre de 1504, a los cincuenta y tres años de edad. Dejó ordenado, (aparte de su interesante testamento, redactado el 12 de octubre de 1504) que su enterramiento fuera en el convento de San Francisco de Granada. La comitiva fúnebre que partió de Medina del Campo, llegó a Granada después de tres semanas de camino. El espectacular y lúgubre cortejo, de clérigos caballeros, nobles, feudales…, transcurrió por lo que hoy son las poblaciones de Manzanares y Viso del Marqués; narrando los cronistas: “…Llovió incesantemente aquellos días, como si la naturaleza se asociara al dolor de los pueblos agrupados al paso para unir sus lágrimas y sus rezos a los tristes y solemnes cánticos funerales…”

1355 usuarios han visto esta noticia
Comentarios

Debe Iniciar Sesión para comentar

{{userSocial.nombreUsuario}}
{{comentario.usuario.nombreUsuario}} - {{comentario.fechaAmigable}}

{{comentario.contenido}}

Eliminar Comentario

{{comentariohijo.usuario.nombreUsuario}} - {{comentariohijo.fechaAmigable}}

"{{comentariohijo.contenido}}"

Eliminar Comentario

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter
  • {{obligatorio}}