Hay
batallas que merecen ser libradas porque no buscan vencedores ni
vencidos, sino crecimiento, respeto, superación y convivencia. Son las
batallas
deportivas, las únicas en las que, incluso perdiendo, se puede ganar.
Porque se ganan con deportividad, con humildad, con esfuerzo colectivo y
con un espíritu que va más allá de la competición: el de la paz.
Cada
6 de abril, celebramos el Día Internacional del Deporte para el
Desarrollo y la Paz, una jornada para reconocer el poder transformador
que tiene
el deporte cuando se pone al servicio de las personas, la educación y
la cohesión social. Un día para afirmar que el deporte, como la
educación o la cultura, es también un lenguaje universal con el que se
construye una ciudadanía más justa, saludable y solidaria.
Castilla-La
Mancha tiene muchos motivos para celebrar este día con orgullo. En 2024
fuimos reconocidos como Región Europea del Deporte, un título que
nos impulsó a desplegar cientos de actividades por toda la región,
desde los pueblos más pequeños hasta nuestras grandes ciudades. Pero lo
más valioso no fue el reconocimiento, sino todo lo aprendido en el
proceso: que el deporte no es solo una práctica, es
una forma de estar en el mundo. Una manera de relacionarnos con los
demás desde la cooperación, el esfuerzo y la empatía.
Y
no hemos dejado de aplicar ese aprendizaje. A lo largo y ancho de
Castilla-La Mancha, se sigue apostando por el deporte como herramienta
de transformación.
Desde la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, se apoya
firmemente el deporte base, conscientes de que el desarrollo personal y
la convivencia pacífica se cultivan desde las primeras edades. Ejemplo
de ello es el programa Somos Deporte 3-18, que acompaña
a nuestros chicos y nuestras chicas desde que apenas acaban de aprender
a andar hasta que alcanzan la mayoría de edad, generando hábitos
saludables, compromiso colectivo y una filosofía de vida basada en el
respeto, la igualdad y la superación.
Lo
vemos en nuestras escuelas, en nuestras instalaciones deportivas, en
los clubes y federaciones, en la política de igualdad que impulsa el
Gobierno
regional para asegurar que el deporte femenino y el inclusivo tengan el
mismo apoyo que el masculino. Lo vemos en los cientos de eventos que
dan vida a nuestras localidades, generando comunidad, salud y economía.
Y
lo vemos también en los valores que encarnan nuestros deportistas, que
compiten sabiendo que el rival no es enemigo, sino compañero de reto.
Como dijo
Eliud Kipchoge cuando recogió el Premio Princesa de Asturias del
Deporte: «Un mundo que corre, es un mundo feliz. Y un mundo feliz es un
mundo en paz». Porque el deporte no es solo alcanzar metas, sino también
aprender del camino, como recordó Billie Jean
King, leyenda del tenis y defensora de la igualdad: «La excelencia
deportiva significa trabajar duro para alcanzar las metas, pero también
disfrutar y apreciar el viaje hacia el éxito». Una lección que sigue
vigente: el verdadero triunfo está en el compromiso
con uno mismo, con los demás y con los valores que sostienen una
sociedad pacífica.
En
Castilla-La Mancha lo sabemos bien. Nuestros deportistas son, ante
todo, personas comprometidas con sus valores. Practican la resiliencia
como una
rutina, la humildad como un principio y la cooperación como una
bandera. Son referentes de una sociedad que se construye mejor cuando se
mueve junta, cuando se esfuerza unida, cuando compite con nobleza y
celebra con alegría compartida.
Hoy,
más que nunca, reafirmamos nuestro compromiso con un deporte que une,
educa y transforma. Porque un mundo más pacífico no se logra solo con
palabras,
también con ejemplos. Y el deporte castellanomanchego es uno de ellos.
Amador Pastor Noheda
Consejero de Educación, Cultura y Deportes
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