El domingo en la plaza de toros de Las Ventas se vivió un acontecimiento dicen
que histórico. La salida a hombros de José Antonio Morante de la
Puebla, que así se anuncia en los carteles. Tras catorce actuaciones
como matador de toros en el coso madrileño anteayer no
salió por el mismo lugar al que entró dos horas antes, sino que lo hizo
por su Puerta Grande. Tal fue el éxito alcanzado que los aficionados
enloquecidos lo llevaron en volandas por la calle Alcalá. Más tarde,
tuvo que saludar desde la ventana del hotel a
un grupo que aún seguía bajos los efectos del éxito alcanzado por el
veterano matador de Puebla del Río
El fenómeno Morante no es nuevo en el mundo de los toros. Curro Romero y
un peldaño más abajo, Antoñete, éste ya en su “madurez”, forman parte
de un reducido grupo de toreros nacidos para desarrollar de una manera
personal e intransferible el toreo clásico
trasmitiendo unas emociones a los tendidos que otros espadas no llegan a
lograr, aunque realicen un toreo de altísimo nivel, corten más orejas y
hayan salido a hombros en muchas más ocasiones en las plazas de toros
más importantes y exigentes. Quizá sea debido
a la estética de ese aspecto físico más rotundo y algo orondo que se va
adquiriendo con la edad, unido al saber estar ante la cara del toro.
Dicen que Morante ayer, bordó el toreo al natural, logrando cuatro pases
que ningún pintor podría plasmar.
El hecho de que esta salida a hombros fuera la primera y calificada de
histórica, extremo que no recuerdo se aplicara a otros como las de El
Cordobés, José Tomás, el ya referido Curro Romero ha llevado a
interesarme por otras anteriores. Recordaba que Santiago
Martín el Viti la consiguió nada menos que en catorce tardes. Que Paco
Camino logró salir durante diez temporadas seguidas, que César Rincón
atravesó esa puerta en cuatro ocasiones una misma temporada…pero me ha
llamado la atención que nuestros recordados
toreros de la tierra José Ruiz Calatraveño, Víctor Puerto y Antonio
Sánchez Puerto lo hicieran en las mismas ocasiones que Palomo Linares,
Paco Ojeda (2)y una más que Jaime Ostos, Fermín Murillo y otros muchos
de los más de doscientos matadores que han atravesado
en alguna ocasión esa puerta de la gloria taurina.
Dicen que el público el domingo, ayudaba con sus olés a que el capote y muleta
de Morante dibujaran el toreo a la perfección. Dicen que existía cierto
aire de revancha por la decisión de no otorgarle una oreja en la
anterior actuación…dicen que…desde los tendidos
ayudaron a que esta vez el estoque no privara como sucediera en
anteriores ocasiones y en las que también toreó de manera primorosa, a
que las orejas quedaran en su sitio. Una suerte que por cierto, el
torero bolañego, José Ruiz Baos “Calatraveño” ejecutaba
a la perfección.