La Voz de la ciencia

¿Demasiado pronto para la revolución genética?

Chema Arcos Serrano | Lunes, 24 de Diciembre del 2018
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El pasado mes de noviembre, la comunidad científica quedó asombrada ante la afirmación, por parte de un grupo de investigadores chinos, de haber creado los primeros bebés humanos editados genéticamente. Estos investigadores, liderados por el genetista He Jiankui, aseguran haber modificado los embriones de dos niñas mellizas para hacerlas resistentes al virus del sida. Para ello se utilizó la técnica CRISPR, un revolucionario sistema que permite editar el ADN con gran precisión.

Evidentemente, la noticia trajo consigo mucha polémica, y fue también cuestionada por la forma en que se publicó. En primer lugar, no apareció en una revista científica, sino que fue el propio Jiankui quien lo explicó a través de un video. Por esto mismo, hay algunas voces que creen incluso que puede tratarse de un fraude. Pero sin duda, el debate ético de este procedimiento es el que más críticas ha despertado. ¿Nos dirigimos hacia la creación de seres humanos a la carta?

EN PRIMER LUGAR, ¿QUÉ ES CRISPR?

El origen de la tecnología CRISPR está en un sistema defensivo que tienen algunas bacterias, y que les permite protegerse de los virus que las infectan. Estos virus, para poder reproducirse, introducen su ADN dentro de las bacterias, y las utilizan como una fábrica para producir nuevas copias de sí mismos. El sistema CRISPR se encargará entonces de detectar la presencia de este ADN extraño, que posteriormente será eliminado gracias a una proteína llamada Cas9.

El descubridor de este mecanismo fue el científico español Francisco Mojica, profesor de microbiología en la Universidad de Alicante. Sin embargo, no fue él quien llegó a la conclusión de que CRISPR podría ser utilizado para modificar genes. En el año 2015, fueron las bioquímicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna las que desarrollaron su uso como como herramienta de edición genética. Descubrieron que con CRISPR se podían corregir defectos genéticos de manera más rápida y eficiente que con otros métodos anteriores. 


UNA VERDADERA REVOLUCIÓN BIOLÓGICA

El potencial de CRISPR parece amplísimo. Gracias a esta técnica se está pudiendo estudiar y entender mejor muchas enfermedades genéticas. Hablamos, por ejemplo, de dolencias como la distrofia muscular de Deuchenne o varios tipos de cáncer. Se busca que en el futuro pueda utilizarse en un gran número de tratamientos.

Sin embargo, con el reciente experimento realizado en China se ha ido un escalón más lejos. No se ha realizado una modificación con el objetivo de curar una enfermedad, sino que se ha mejorado genéticamente a seres humanos. Aquí se entra en un terreno bastante pantanoso, y donde aparecen términos como la “eugenesia”, o diseño de seres humanos a la carta. ¿Hasta que punto es esto aceptable éticamente?

Por ahora, lo que sí es evidentemente es que un paso de gigante, como el que He Jiankui asegura haber dado, no puede llevarse a cabo de una manera tan clandestina. Debe existir previamente una regulación y un control a nivel internacional. Además, varias voces expertas han destacado que el experimento realizado por estos científicos chinos podría tener en el futuro consecuencias negativas para las niñas, como el desarrollo de enfermedades autoinmunes.

OPINIONES ADVERSAS

La ya mencionada científica francesa Emmanuelle Charpentier, como una de las “madres” de CRISPR, ha sido preguntada en diferentes medios sobre su opinión. Ella dejó claro que hoy en día la modificación de embriones no debe realizarse. Además, señaló que existen otras alternativas. Por ejemplo, en caso de que haya riesgo de desarrollar alguna enfermedad genética, se pueden seleccionar los embriones sanos antes de implantarlos en el útero de la madre.

Por todas estas razones, parece bastante claro que, por ahora, debemos ser muy cuidadosos y responsables con estas cuestiones. CRISPR es aún una técnica muy joven y a la que le queda mucho camino por recorrer. Los avances en el campo de la biotecnología deben realizarse de manera consensuada, y siempre bajo regulaciones y controles bien definidos.

ob.imagen.Descripcion Las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna reciben el premio Princesa de Asturias de la investigación 2015
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