Dentro de unos días, del 12 al
14 de este mes, va a celebrarse en Alcázar de San Juan, las XXIII Jornadas Regionales
de Folclore, con un programa realmente importante e interesante, que se
iniciará con una Ruta Teatralizada sobre el Quijote, titulada «A la luz del
Candil».
Respecto a la Inauguración Oficial
por las autoridades y organizadores de dicho Congreso será el día 13, a las
10,15 horas, en el teatro “Emilio Gavira”, el cual engalanará su
vestíbulo con una magnífica Exposición titulada ARTE FOLK, montada por Eustaquio
Rosa y Tomas Leal: Castañuelas del Sur/Mundo Folklore.
El mismo día, ya por la tarde,
se presentará el libro «La seguidilla en Castilla-La Mancha», cuyos
autores son José Raúl Muela González, presidente de FEDEFOLK-CLM, siendo
coautor, nuestro entrañable amigo e investigador incansable de las raíces
etnográficas manchegas, José Manuel Fernández Cano.
Asimismo se tienen previstas
actuaciones del Grupo de Coros y Danzas alcazareño; visita guiada para los
congresistas al Museo del Traje; entrega de las Insignias de Oro, amenizada que
estará con la actuación del Grupo de la FEDEFOLK.
También habrá talleres de baile y música
popular, impartidos por los profesores Antonio Martín López y Miguel Ángel
Arias; otro de maquillaje escénico, que estará a cargo de las profesoras Ana e
Inés Almansa; más un tercero que explicará la importancia del barro en la
Mancha, impartido por un experto alfarero: Jesús María Lizcano Tejado, de
Alfarería Peño de Villafranca de los Caballeros: este último curso se podrá
presenciar en el magnífico e interesante
Museo FORMMA, de Alcázar de San Juan.
Para que no falte detalle se
impartirán lecciones dedicadas a las nuevas tecnologías y páginas Wed, y habrá
para los congresistas, a lo largo de los días que duren las Jornadas, una extraordinaria degustación de platos
típicos manchegos en Bodega de Angora y en el Restaurante Hotel Ínsula
Barataria.
Por nuestra parte, uniéndonos a tan importantes
Jornadas, seguido, intentaré anotar la importancia que tiene la música popular
en el magno libro cervantino: El Quijote; libro que tantos amantes e
investigadores tiene en Alcázar de San Juan y en toda la Mancha.
«Danza improvisada. Seguidilla Manchega». Dibujo de Gustavo Doré. S. XIX
La música popular
en el Quijote
Cerca de cuarenta instrumentos
musicales se dan cita en el Quijote haciendo que su lectura nos llegue bien
timbrada a través de la orquesta de personajes que, con pericia, mueve
Cervantes. Pero además, y en referencia a la música, nuestro autor nos señala
en dicho libro una docena larga de romances y más de una veintena de danzas
peculiares y originalísimas; algunas de ellas aún en uso como las populares
seguidillas y el baile de los palos o de las espadas. Y hasta el propio don
Quijote, con voz ronquilla aunque entonada, canta, acompañándose de una
vihuela, y, afinándola lo mejor que supo, un romance.
Estos romances son, al igual
que las romanzas de la zarzuela, composiciones de carácter sencillo y tierno
que llegan al corazón. Según apunta Menéndez Pidal, la idea inicial de la obra
de don Quijote, Cervantes la basó en una
parodia entremesil de romances. Sea o no cierto dicho aserto, la realidad
es que el romance siempre ha tenido carácter popular y en nuestros lugares ha
gozado de gran predicamento, pues ha venido a poblar la bien nutrida presencia
poética del pueblo en composiciones de carácter narrativo.
Esa singularidad también la
supieron aprovechar los libretistas y compositores de zarzuela. Un rápido
vistazo por las más importantes del género nos acercan a las narrativas o
romances contados y cantados en las largas noches invernales al calor de la lumbre.
Asimismo, los romances pastoriles, la música de vihuela que Cervantes cita
tantas veces; aunque siempre se refiere a la de mano, es decir, pulsada, nos
llevan a través del tiempo por esa vasta llanura de
Fueron el laúd y la vihuela de
mano los instrumentos más cultos utilizados en mayor profusión en la época de
nuestro escritor. Cervantes, tan
observador de la realidad que lo rodeaba, no podía pasar por alto este matiz;
ya que su literatura se nutre de lo popular.
En igual
concordancia a lo anterior tenemos a las zarzuelas, las cuales tienen la
singularidad de su gran aporte popular. Apuntemos unos versos de la famosa «Rosa
del Azafrán», zarzuela en la que tiene un destacado protagonismo
Igual
resonancia tiene la seguidilla al romance, la cual, junto con la copla, era el
vehículo más extendido de la lírica popular en la época de Cervantes,
particularmente en la variedad que se puso de moda en 1600. Dichas seguidillas,
que tienen la misma estructura rítmica que la copla, aunque se diferencia de
ella porque los versos pares son más cortos que los impares, en el Siglo de Oro
eran versos de las canciones de gente de baja condición. Por ello, algunos
moralistas consideraban excesivamente libre y alegre el baile y música de este
peculiar movimiento rítmico.
Pero
sigamos a Cervantes, en su «Viaje al Parnaso», exactamente cuando hace la
descripción de la galera de Mercurio, la cual está descrita toda en verso. En
ellos dice: Las jarcias parecían
seguidillas,/ de disparates mil y mal compuestas,/ que suelen en el alma hacer
cosquillas.
De la mala opinión que se tenía
de estas copillas y baile anotamos la del licenciado Jerónimo Huerta, que así
las describe en el prólogo de su «Florando de Castilla», libro que se imprimió
en 1588. En dicho libro cuenta, que eran las seguidillas o coplillas chabacanas
las que gustaban al vulgo. Asimismo, según Mateo Alemán, en su «Guzmán de
Alfarache» (parte I, libro III, cap. VII) dice: Las seguidillas arrinconaron
la zarabanda, y otras vendrán que las destruyan y caigan.
En
nuestra región la seguidilla se baila (según creen la mayoría de los
historiadores y musicólogos que las han estudiado) desde el s. XV. Y fue
Este
baile tan popular, y que goza de tantas variantes, el maestro Turina lo
llamaba: expresión típica de la danza española. Quizá lo dijera por el sentido socarrón, de versos fáciles,
espontáneos, picardeados de imágenes lascivas. Anotemos a modo de ejemplo uno
de ellos: Arandillo, arandillo,/ en tu huerto, Juana,/ apretando el
pestillo/ saltó la cama.
Respecto a esta forma de
versar, el folklorista leonés Rogelio de Villar decía: Que las fuentes de la
poesía (lenguaje) y de la música hay que buscarlas forzosamente en el
pueblo.
Bien sabía esto último
Cervantes. Así, en toda su obra, pero en especial en su Quijote, hace alusiones
a la música y el baile popular. Abundan las canciones y romances pastoriles,
las danzas rituales, los saraos: estos últimos eran privilegio de la nobleza,
más otros populares llenos de gusto y pasatiempo.
En esta teoría de la música
cervantina late lo popular. Canciones, romances, coplillas recogidas aquí y
allá por el escritor en sus viajes por
Por todo ello, al igual que
hace FEDEFOLK, divulguemos lo nuestro, hagamos estudios para recuperar lo que
fue diversión popular en las
celebraciones festivas. Al hacerlo, estaremos poniendo en vigor las raíces más
genuinas de esta tierra ancha, grande y magnífica.
Que en ese camino. el Quijote,
símbolo de ideales y sueños, nos acompañe.
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Miércoles, 7 de Mayo del 2025