No existe concepto más grande que la libertad, que todas las ideas y
comportamientos mantienen su valor e identidad a partir de la condición
de ser libres, pues de no haberla, todo es ficticio.
Nada es mejor para el buen funcionamiento de una sociedad que el
cumplimiento de lo que la mayoría desea, nada resulta más tranquilizador
para la ciudadanía que la igualdad de todas las personas ante la ley.
Nada hay más idóneo para la convivencia que el verdadero
respeto a las ideas de los demás.
Nada existe más estabilizador para un país que vivir en democracia. La
democracia como reparto de responsabilidades, confianza y cercanía en la
gestión pública, como concienciación activa de toda la ciudadanía en el
funcionamiento de las distintas instituciones
para mejorarlas a través del orden jurídico, evolucionando y
fortaleciendo con ello unas relaciones más justas y éticas.
Sin embargo, la democracia no es solamente una bonita palabra, un justo
estadio colectivo, un hermoso y obligado concepto. La democracia es todo
lo anterior naturalmente, pero una sociedad democrática ha de ser ante
todo decente para ser creíble, que nadie
sigue confiando en lo que ya no cree, aunque mantenga el silencio por
razones de estética política o desconfianza.
Los enemigos de la democracia sabíamos, o al menos eso creíamos, donde
estaban, los que nunca creyeron en ella también, ambos estuvieron
siempre localizados y actuaron de distintas formas y a veces con graves y
luctuosas consecuencia; actuaron desde fuera y
la democracia se defendió con sus civilizadas formas y argumentos.
Sin embargo, más dañinos son los ataques por sorpresa de quienes
parecían estar en este lado, en el de la defensa de los valores
democráticos ejerciendo el poder, y ahora intentan acabar con ella
abusando de la confianza y bondad que este sistema político les
ofrece, manipulando el concepto de libertad en beneficio exclusivo de
su pensamiento único. Hijos de aquellos que se manifestaban contra el
anterior régimen pidiendo libertad y ahora intentan que esa libertad
quede sometida a la que ellos consideren. En esto
consiste la pseudo democracia.