Opinión

La afirmación universal es una falacia

Joaquín Patón Pardina | Domingo, 13 de Mayo del 2018
{{Imagen.Descripcion}} Foto: CCOO Madrid Foto: CCOO Madrid

Las afirmaciones universales  casi nunca son ciertas, la mayor parte de las veces nos abocan a errores de apreciación o de afirmación, y en no pocas ocasiones nos hacen caer en falacias.  Si yo digo que el sol es bueno para todas las personas; la afirmación es cierta. Sin embargo tendré que delimitar esta aserción. El sol no siempre y a todas horas es bueno, hay momentos en los que me puede quemar. Existen personas que por la sensibilidad de su piel, en vez de beneficios les puede traer perjuicios. Por lo tanto, en esta afirmación que pongo como ejemplo, habrás de convenir que sería cierta, si hacemos acotaciones o por el contrario  rectificamos  la afirmación y decimos: El sol en muchas ocasiones y para muchas personas es beneficioso y en ciertos casos es pernicioso.

Esto que digo es una tautología para gran  parte de los que lean este artículo. Es algo tan evidente con lo que convivimos diariamente que forma parte ya de nuestro modo de pensar.

Si este problema de dicción lo pasamos al comportamiento social tenemos resultados muy parecidos; por lo tanto, erróneos cuando menos y en numerosas ocasiones, falsos.

Con esto dicho paso a observar el movimiento  casi mundial (todavía faltan muchas naciones a las que no ha llegado) en favor de la mujer, de sus derechos, de la igualdad con el hombre. Yo añado la necesidad de hacer justicia certera -y universalizo- con todas las personas, sean del sexo, raza, religión, ideología, o diferencia que fuera posible aludir.

Evidente que no sólo la muerte y la violencia física o psicológica son condenables. Es condenable desde el origen el no respetar los derechos de cualquiera. No sólo hay que respetarlos, también practicarlos y facilitarlos a quienes no supieran de ellos. Es en resumen y con palabras muy manidas la lucha por la justicia (no legalidad) social.

Creo que a estas alturas pocas personas confunden justicia con legalidad.  Las leyes son los instrumentos que utilizan los jueces en sus tribunales,  mientras que la justicia comprendería los principios morales  que nos inclinan a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde (afirma el diccionario).

Una definición demasiado escueta (muchos pensadores y filósofos a lo largo de la historia de la humanidad la han estudiado en sus teorías) pero que nos puede valer en nuestra reflexión. La conclusión inmediata es que la justicia no es solo cualidad exigible a los jueces, es una máxima en el comportamiento de cada persona. Todos deberíamos  utilizarla siempre y en todas nuestras relaciones sociales.

Esta reflexión viene, porque  pienso que se está creando en la sociedad una sensación  (no sé si aparente o real) de culpabilidad entre los hombres, de una percepción o sensación de acusación de machismo y violencia.  Muy discutible y de la que es imprescindible dialogar. No todos los hombres son culpables de asesinatos, violaciones y maltrato hacia las mujeres.

Tengo constancia del amor y la delicadeza con sus parejas, del comportamiento y de la lucha de infinidad de ellos por la igualad, el respeto, los derechos de la mujer. De sus preocupaciones porque el infierno que sufren algunas se solucione cuanto antes. Esta afirmación, que está en la mente de muchas personas,  me parece  una evidencia.

Quiero pensar con la vista puesta en lontananza.  Reiterando de nuevo  la imperiosa necesidad de erradicar cualquier clase de violencia de la sociedad. Sabiendo que en esta intención vivimos la mayoría de la numerosísima buena gente de nuestro mundo:  ¿A quién interesa que para solucionar este sangriento problema nos dividamos con acusaciones y eslóganes defensores y acusadores?

¿No habrá algún movimiento social, político, religioso,  afín a alguna ideología que le interese dar la sensación de una guerra entre sexos en vez de una lucha por el entendimiento y la justicia?

Es evidente que existen personas y grupos que de modo subrepticio utilizan los conflictos entre naciones, culturas y grupos sociales para su beneficio diabólico.

Mi conclusión, aunque parezca utópica, es: ¿Será posible que nos unamos las personas con fuerzas, inteligencias, culturas, ilusiones y esfuerzos para vivir más felices en una sociedad de respeto y cariño para todos?

¿Cuándo nos daremos cuenta de que es más fácil dar un beso que un puñetazo?

¿Cuándo sentiremos que es más fuerte una caricia que una bofetada?

¿Cuándo veremos a los demás  “tús” como otro “yo”, merecedores, necesitados  y deseosos de felicidad y de cariño?

2493 usuarios han visto esta noticia
Comentarios

Debe Iniciar Sesión para comentar

{{userSocial.nombreUsuario}}
{{comentario.usuario.nombreUsuario}} - {{comentario.fechaAmigable}}

{{comentario.contenido}}

Eliminar Comentario

{{comentariohijo.usuario.nombreUsuario}} - {{comentariohijo.fechaAmigable}}

"{{comentariohijo.contenido}}"

Eliminar Comentario

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter
  • {{obligatorio}}